Último fin de semana en Hamburgo
Es el último fin de semana de Celia en Hamburgo, nos cuenta ella lo que ha hecho.
Habiendo terminado mi job-shadowing en la escuela de idiomas Tandem, decidí quedarme el fin de semana en Hamburgo para disfrutar de algunos de mis lugares favoritos de la ciudad y también para descubrir algunos nuevos que aún me quedaban por visitar. Volví a entrar al impresionante edificio de la Filarmónica del Elba, donde pude admirar otra vez la espectacular vista desde su mirador y desde donde pude ver cómo su sofisticada red de canales y puentes también permite el tráfico marítimo, ya que la mayoría de los puentes puede abrirse para dejar paso a los barcos de mayor tamaño.
Vi de nuevo la iglesia Sankt Michaelis («el Michel», como lo llaman aquí). Esta vez pude verla por dentro y pude admirar su famoso órgano, que suena en determinadas misas y con el que se consigue un ambiente de recogimiento muy especial que invita a la oración.
Decidí pasear de nuevo por el centro y me encontré con una exposición de estatuas, que representan gorilas de gran tamaño, en una de las calles principales del centro de la ciudad. Se trata de una exposición del conocido artista chino Liu Ruowang. Este tipo de exposiciones son cada vez más frecuentes en muchas ciudades del mundo y es una manera de sacar el arte a la calle para que todos los ciudadanos puedan disfrutar del arte, incluso si a uno no le apetece mucho entrar a un museo.
Hablando de museos, decidí ir a la Kunsthalle, que es el museo más grande y más emblemático de la ciudad. No puedo más que recomendar una visita a este museo que no solo alberga obras maestras de numerosos artistas muy conocidos (Picasso, Kandinsky y otros muchos pintores del denominado grupo Die Brücke), sino que también posee algunas otras obras menos conocidas de artistas alemanes que son auténticas joyas, tanto en su exposición permanente como en sus exposiciones temporales. Hablo de dos artistas alemanes, cuya obra merece la pena visitar, como son Caspar David Friedrich y Ernst Wilhelm Nay.
Tras un par de horas en la Kunsthalle lo que apetecía era disfrutar del aire libre, así que me dirigí a uno de los parques más grandes y más bonitos de la ciudad, «Planten un Blomen», que significa «plantas y flores» en el dialecto que se habla en esta zona, el Plattdeustch. Es un gusto para la vista admirar este parque con numerosas clases de plantas y flores, y donde muchos hamburgueses y turistas deciden pasar el día con su perro, con los niños o haciendo pic-nic. Creo que es una visita obligada si uno está en la ciudad.
Cerca de este parque se encuentra una de las calles más famosas por su ambiente nocturno, la Reeperbahn, pero como era aún de día, estaba todo muy tranquilo.
Para terminar el fin de semana me fui a mi rincón favorito de la ciudad, que es en la orilla del río Alster, en una zona muy tranquila del paseo que bordea el río, donde se encuentra la estatua de los «Tres hombres en un bote» (Drei Männer im Boot), donde el visitante puede admirar el río y disfrutar de un rato de tranquilidad.
Ya no me quedaba más remedio que subirme al avión que me trajo de vuelta a Madrid. Para la ocasión me puse la camiseta del proyecto Erasmus+, que nos permite a los profesores seguir formándonos y seguir aprendiendo.